martes, 1 de abril de 2008

El Café

Entro. El humo me envuelve inmediatamente junto a la amable señorita que me besa demasiado cerca de los labios. La tengo loca, lo sé. Me saluda por mi nombre y trae lo que sabe que quiero tomar: un cortado con canela y azúcar. Se acerca a mi y estrategicamente se agacha descubriendo su escote. La tengo loca, lo sé. Entra otro tipo, al que saluda cariñosamente y besa demasiado cerca de la boca. Maldita traidora. Termino mi café, apago el cigarro, trago la soda, dejo una moneda y parto sin despedirme , sin besos. Mañana la dejo loca de nuevo.


Un cuento de Santiago en 100 palabras (mencion Honrosa 2002, Fernando Carmona)

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